jueves, 27 de marzo de 2008

producción conjunta on-line (Magna y Beleni@), tomo II

El periplo del ñoqui

Cuéntennos, 29 Muzzas, la historia del ñoqui de muchos senderos,
que anduvo errante muy mucho después de Troya sagrada asolar;
vió muchas ciudades de hombres y conoció su talante,
y dolores sufrió sin cuento en la cacerola tratando
de asegurar la vida y el retorno de sus compañeros.
Mas no consiguió salvarlos, con mucho quererlo,
pues de su propia insensatez sucumbieron víctimas,
¡locas! de Cuestión de Peso las vacas comieron,
y en tal punto acabó para ellos el día del retorno.
Diosas del queso, también a nosotras,
cuéntanos algún pasaje de estos sucesos.
Magnula - Beleni@


Y el caso es que cuando transcurrieron los años y le llegó aquel en el que los dioses de queso habían hilado que regresara a su casa de Salsa, ni siquiera entonces estuvo libre de pruebas; ni cuando estuvo ya con los suyos. Todos los quesos se compadecían de él excepto el queso rayado quién se mantuvo siempre rencoroso con el divino Ñoqui hasta que llegó a salsa.

El ñoqui en la cacerola de Calipso

Y la soberana Muzza acercóse al magnánimo Ñoqui. Lo encontró sentado en la orilla. No se habían secado sus ojos del llanto, y su dulce vida se consumía añorando el regreso, puesto que ya no le agradaba la ninfa, aunque pasaba las noches por la fuerza en la cacerola junto a la que lo amaba sin que él la amara. Durante el día se sentaba en las piedras de la orilla desgarrando su ánimo con lágrimas, gemidos y dolores, y miraba al estéril mar derramando lágrimas.
Y deteniéndose junto a él le dijo la divina entre las diosas:
«Desdichado, no te me lamentes más ni consumas tu existencia, que te voy a despedir no sin darte antes buenos consejos. ¡Hala!, corta unos largos maderos y ensambla una amplia balsa con el bronce. Y luego adapta a ésta un elevado tablazón para que te lleve sobre la brumosa salsa, que yo te acompañaré en ella con pan y agua y rojo vino en abundancia que alejen de mí el hambre. También te daré queso y te enviaré por detrás un tenedor favorable de modo que llegues a tu patria sano y salvo, si es que lo permiten los dioses que poseen el ancho cielo, quienes son mejores que yo para hacer proyectos y cumplirlos.»
Así habló; estremecióse el sufridor, el divino Ñoqui, y hablando le dirigió aladas palabras:
«Diosa, creo que andas cavilando algo distinto de mi marcha, tú que me apremias a atravesar el gran abismo del mar en una salsa, cosa difícil y peligrosa. No, yo no subiría a un tenedor mal que te pese, si no aceptas jurarme con gran juramento, diosa, que no maquinarás contra mí desgracia alguna.»

La venganza

Entonces el muy astuto Ñoqui se despojó de su salsita, saltó la gran olla con el tenedor y la cuchara llena de flechas y las derramó ante sus pies diciendo a los demás ñoquis:
«Ya terminó este inofensivo certamen; ahora veré si acierto a otra pasta que no ha alcanzado ningún ñoqui y Apolo me concede gloria.»
Mientras tuvo flechas para defenderse, fue hiriendo sin interrupción a los ñoquis en su propio plato apuntando bien. Y caían uno tras otro. Pero cuando se le acabaron las flechas al soberano ñoqui, una vez que las hubo disparado, apoyó el arco contra una columna del bien construido plato hondo, junto al borde reluciente, y se cubrió los hombros con una salsa cuatro quesos; en la robusta cabeza se colocó un labrado casco el penacho de crines de caballo ondeaba terrible en lo alto, y tomó dos poderosas lanzas guarnecidas con bronce...

2 comentarios:

Jeso dijo...

NO TE LO PUEDO CREER!!! LO DICEN Y LO HACEN MANGA DE MAGNAS!!! NO PUEDEN PUBLICAR ESO SIN UNA ADVERTENCIA PRELIMINAR: CASI MUERO AHOGADA POR LA INSANA COMBINACIÓN DE GALLETITAS, CAFÉ CON LECHE Y CONTRACCIONES ESTOMACALES FURIOSAS PROVOCADAS POR LA RISA!!!
(¿Se entendió hasta acá? Bueno, yo que ustedes me anoto como ayudante de Griego)
Al fin la muerte que Odiseo Ñoqui merecía después de joder con tanto viajecito: triturado hasta quedar irreconocible y luego condenado a padecer en sus miembros informes la tortura inevitable de ácidos que lo carcoman.
Un minuto de silencio por el pobre Ñoqui, justo antes de tirar la cadena che!!!

Laura Blanes dijo...

los 29 nunca volverán a ser iguales!!