lunes, 8 de diciembre de 2008

Deformación profesional

Sábado, mediodía de calor. “Uno no puede dejar de leer: una vez que aprende, cada vez que pasa sus ojos por una palabra, algo se acciona en el cerebro y decodifica eso que lee”. De compras en familia. La abuela, manejando; el hijo, conversando con su mamá, despreocupado; el nieto, atrás mirando el mundo exterior por la ventanilla. “Esas letras ya no son formas de colores dibujadas, dejaron de serlo para pasar a ser pizza, amor, kioscos, revolución, etc.”. Llegando al estacionamiento del supermercado, el hijo le indica que ese lugar está disponible. La abuela le dice que ahí no puede poner el auto, porque el sol haría insoportable la vuelta. Una breve discusión, livianita y sin sentido. “Lo mismo pasa cuando uno empieza a pensar en que lo que dice es mucho más que esos ruidos que salen de su boca o de la de alguien más.”. El cartel decía que estaba prohibido estacionar de culata. El hijo lo pensó unos segundos, recordó todo lo aprendido en sus clases de manejo, evaluó las posibles explicaciones de aquella reglamentación y al final le preguntó a la abuela si tenía idea de por qué. Ante la negativa se encogió de hombros y siguió buscando un lugar para estacionar. “Todo lo que se escucha o se dice, pasa como por un filtro en el cerebro para ser re-evaluado en muchas más dimensiones que antes, como si se le agregara un tramo de camino desde el oído a ese lugar donde sea que vaya.”. El nieto estaba tranquilo sentado en la sillita nueva, esa que lo levantaba un poquito del asiento y le permitía mirar por la ventanilla; tranquilo y cantando -o tal vez hablando- entre dientes. La abuela lleva el auto hasta un nuevo nivel en el estacionamiento del supermercado mientras el hijo le sigue diciendo que no va a haber lugar en ningún lado porque los sábados va mucha gente al súper. La abuela lanza una exclamación triunfal:
- ¡acá está lleno de lugar!-.
El hijo sonríe un momento.
“Extraño, ¿no?”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si que raro vos hablando de estacionamientos,cuando necesitas la cuadra libre de autos para poder poner el tuyo.
Pero bueno la vida es asi de ironica

Anónimo dijo...

uff, estas cosas de la profesión...me llamó la atención eso de "está lleno de lugar". Es re loco ver un espacio vacío como uno "lleno de lugar". Me hizo flashar que estaba lleno, hasta que leí "lugar". Al final esa voz intrometida en el relato tiene mucha razón.

a dijo...

tambien me quede pensando en "aca esta lleno de lugar"