La charla
"Where now? Which way?
Dear God, show me."
Your River, My Dying Bride
1993
¿Por qué?
No sé.
Dale.
No sé, de verdad. No sé, una mala idea, supongo. Y un intento de enderezarla. Digamos que tenía ganas de hacerlo y nunca me di cuenta. Es una de las dos cosas de las que me arrepiento, pero con toda mi alma. ¡Qué mal que me sentí!
Y, debiste haberlo sabido. No podés, así nomás.
Por eso te digo: debe ser que siempre tuve ganas de hacerlo y nunca me di cuenta.
Bueno, ¿y qué te contás?
No sé, es medio raro esto. No te rías, en serio te digo. ¡Cómo cambiaste! Antes no te hubieses reído así, me hubieses dicho todo lo pelotudo que fui. Pará de reírte, che!
¡Qué querés, decís que tenías ganas y ahora que estamos acá te quedás callado como un boludo!
¿Sabés a qué me haces acordar? Esa vez que me había peleado por primera vez con Alicia, lo de la foto, ¿te acordás? Que la foto tenía una boca en primer plano y que yo dije que era la boca de la hermana y vos dijiste que cómo no reconocía la boca que tanto había besado. Boludo, no tenés tacto. Y otra vez te me cagas de risa en la cara.
Sí, bueno, ya sé, por eso mismo era mala la idea.
En fin...
Lo que sí extraño es sentarnos a fumar una pipa en el jardín de tu vieja. Hacer anillos de humo como si estuviéramos en la Tierra Media: dos hobbits sentados en las murallas de la devastada Isengard; Fangorn a nuestros pies y un Alsbo Black quemándose en la cazoleta. Que el humo se coloreara con la luz del medio día y le diera forma a eso que no decíamos, palabras hechas de humo deshilachándose en el viento. Realmente extraño eso.
Yo también. Un Muriel en la selva boliviana. Aunque ahora que lo pienso siempre dijiste que el jardín de la vecina estaba más cuidado. Siempre dijiste que el de mi vieja se parecía más al Bosque Viejo, es lindo oírte decir esto: se nota que estás cambiado. Eso es bueno.
¿Por qué?
No sé. ¿Más vino?
Solo un poco, si no, no vuelvo.
Viste que eso fue desde siempre, no importaba si hablábamos o no. Como cuando lo de Eva. Todo el quilombo y te vi y me contaste. Fue buenísimo, como si bajaran el cono del silencio y que el mundo se cayera.
Me acuerdo; hablando de eso ¿que pasó con él?
Hace unos años que no lo veo, pero no es lo que importa. ¿Reparaste en esto que te digo?
Sí, reparé. Siempre fue algo que me gustó a mí también. Hablando de bosques, extraño Los Lobos: el bosque, el mar, los acantilados...
De verdad que sí. Dos guerreros de Gondor entre los Trolls. Fingon y Maedhros esquivando los látigos de Los Señores del Fuego, conquistando Angband... ¿de qué te reís?
¿No será mucho?
Sí, la verdad que sí, ¿no? Pero sabé que te iría a buscar a Thangorodrim si me tocara.
Lo sé, no te preocupes; por eso estamos ahora acá. Contame de la vez que me viste en ese colectivo.
¿Qué querés que te diga? Te vi desde un bondi, iba para la facultad, en el 104. Iba estudiando, con la cabeza metida en el apunte, llegando a Acoyte levanté la cabeza porque no daba más, y te vi... o era otro tipo, la verdad que nunca le vi la cara.
...
Es eso solo, ¡en serio!... ¿querés que te diga que se me subió el corazón a la boca? ¿que se me secó la garganta, que tenía ganas de gritarle a esa nuca que estaba en otro colectivo?
Disculpame, tenés razón.
¿Y dónde estamos, hablando de todo un poco?
Ni idea.
Vos estás bien donde estás, ¿no?
Maso, sabés que estoy podrido. No te rías, sabés que es así.
Mejoraste tu sentido del humor, y eso es bueno. Te gané, entonces: duermo tranquilo y con las patas afuera de la cama.
Sí, en ese sentido tenés razón. Pero no dije cuándo.
Mejoraste tu sentido del humor...
Te soñé un par de veces también: que te buscaba por todos lados y te encontraba en una casa en el norte. Y cuando te iba a ver me decías que estabas bien, que no me preocupara más.
...
Estoy soñando, ¿no?
O yo soñándote a vos, ¿quién sabe? Tal vez, nos estemos soñando mutuamente, juntos en la danza cósmica, volviendo a la materia primaria del universo... ¿de qué te reís?
¿No será mucho?
Sí, puede ser. Pero, nada se pierde, todo se transforma, ¿no? Entonces nunca me fui, nunca morí; nunca viví, nunca nos acostamos para estar soñando esto...
¿Y entonces?
No sé. Vos deberías decirme a mí.
¿Yo? ¿Por qué?
No sé. Vos querías hablarme. No importa, no estás durmiendo, pero es hora de que te despiertes. Nos vemos, espero.
La última: ¿Por qué?
No sé.
En fin...
Lo que sí extraño es sentarnos a fumar una pipa en el jardín de tu vieja. Hacer anillos de humo como si estuviéramos en la Tierra Media: dos hobbits sentados en las murallas de la devastada Isengard; Fangorn a nuestros pies y un Alsbo Black quemándose en la cazoleta. Que el humo se coloreara con la luz del medio día y le diera forma a eso que no decíamos, palabras hechas de humo deshilachándose en el viento. Realmente extraño eso.
Yo también. Un Muriel en la selva boliviana. Aunque ahora que lo pienso siempre dijiste que el jardín de la vecina estaba más cuidado. Siempre dijiste que el de mi vieja se parecía más al Bosque Viejo, es lindo oírte decir esto: se nota que estás cambiado. Eso es bueno.
¿Por qué?
No sé. ¿Más vino?
Solo un poco, si no, no vuelvo.
Viste que eso fue desde siempre, no importaba si hablábamos o no. Como cuando lo de Eva. Todo el quilombo y te vi y me contaste. Fue buenísimo, como si bajaran el cono del silencio y que el mundo se cayera.
Me acuerdo; hablando de eso ¿que pasó con él?
Hace unos años que no lo veo, pero no es lo que importa. ¿Reparaste en esto que te digo?
Sí, reparé. Siempre fue algo que me gustó a mí también. Hablando de bosques, extraño Los Lobos: el bosque, el mar, los acantilados...
De verdad que sí. Dos guerreros de Gondor entre los Trolls. Fingon y Maedhros esquivando los látigos de Los Señores del Fuego, conquistando Angband... ¿de qué te reís?
¿No será mucho?
Sí, la verdad que sí, ¿no? Pero sabé que te iría a buscar a Thangorodrim si me tocara.
Lo sé, no te preocupes; por eso estamos ahora acá. Contame de la vez que me viste en ese colectivo.
¿Qué querés que te diga? Te vi desde un bondi, iba para la facultad, en el 104. Iba estudiando, con la cabeza metida en el apunte, llegando a Acoyte levanté la cabeza porque no daba más, y te vi... o era otro tipo, la verdad que nunca le vi la cara.
...
Es eso solo, ¡en serio!... ¿querés que te diga que se me subió el corazón a la boca? ¿que se me secó la garganta, que tenía ganas de gritarle a esa nuca que estaba en otro colectivo?
Disculpame, tenés razón.
¿Y dónde estamos, hablando de todo un poco?
Ni idea.
Vos estás bien donde estás, ¿no?
Maso, sabés que estoy podrido. No te rías, sabés que es así.
Mejoraste tu sentido del humor, y eso es bueno. Te gané, entonces: duermo tranquilo y con las patas afuera de la cama.
Sí, en ese sentido tenés razón. Pero no dije cuándo.
Mejoraste tu sentido del humor...
Te soñé un par de veces también: que te buscaba por todos lados y te encontraba en una casa en el norte. Y cuando te iba a ver me decías que estabas bien, que no me preocupara más.
...
Estoy soñando, ¿no?
O yo soñándote a vos, ¿quién sabe? Tal vez, nos estemos soñando mutuamente, juntos en la danza cósmica, volviendo a la materia primaria del universo... ¿de qué te reís?
¿No será mucho?
Sí, puede ser. Pero, nada se pierde, todo se transforma, ¿no? Entonces nunca me fui, nunca morí; nunca viví, nunca nos acostamos para estar soñando esto...
¿Y entonces?
No sé. Vos deberías decirme a mí.
¿Yo? ¿Por qué?
No sé. Vos querías hablarme. No importa, no estás durmiendo, pero es hora de que te despiertes. Nos vemos, espero.
La última: ¿Por qué?
No sé.
2 comentarios:
de verdad que te extraño
Pequeño oso y su cuota de nostalgia. Y otra vez snifff...
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