miércoles, 29 de abril de 2009
no nos olvidamos de vos
"¿Quién quiere la lechona?" así empieza esta novela de terror autorreferencial, del propio dueño de la editorial el señor Emecé.
Un libro que se consigue muy barato, porque la edición que se ofrecerá en la feria tiene un error de impresión: donde dice "Dientes de leche", debería decir "Dientes con leche".
"Leche que no has de beber", un tratado filosófico que ahonda en la problemática del agotamiento de los recursos para obtener leche potable.
Todo lo que hay que saber en materia de leches.
martes, 28 de abril de 2009
Olympikus
1. Claudia Carione, con 35 minutos y 6 alumnos del profesorado de italiano pateando la puerta, el viernes pasado.
2. Belén Leoni*, quien le puso 15 minutos hoy.
3. Lila Petrella, con 5 minutos y un ataque de risa a la salida, el primer día de clases.
El primer puesto está difícil, pero a no acobardarse: el activismo vandálico de aes de anarquía, baños tapados y caca en las paredes no los va a dejar sin la oportunidad de demorarlos en el ascensor.
Los records de escaleras subidas, baños tapados, pintura a la caca, maltratos recibidos en bedelía, puteadas al edificio oídas, y escuchadas del altavoz de bedelía, próximamente.
*un poco de cosita poner mi caripela en bló, pero es documento testimonial.
domingo, 26 de abril de 2009
miércoles, 22 de abril de 2009
que pongan esto en lugar de alta voz
martes, 21 de abril de 2009
this is >PRO!
No creo que haya mucho que decir además de que la ausencia de rampas es ILEGAL. Cabe preguntarse sí qué habilitación de un edificio Okm lo permite. Cabe preguntarse, también, si no es hora de invitar a Gabriela Michetti a pegarse una vueltita por el edificio:
"¿Una carrerita al séptimo, Gaby?"
domingo, 19 de abril de 2009
tránsito lento
Es increíble cómo toda la discusión acerca de las condiciones de cursada se canaliza a través de los baños, para romperlos o taparlos, o para decir cuán maravillosos, limpitos y nuevos son, frente a los que había en el edificio de Rivadavia. Romperlos es una pelotudez: a la dificultad que ya existe para transitar por el edificio se le suma la gente que tiene que bajar hasta ocho pisos para ir al baño. Defender la mudanza del edificio solo con ese argumento es una pelotudez y es ridículo. Que lo único que se esté discutiendo en este momento es quién rompe los baños y quién los mantiene radiantes es pelotudo, ridículo e increíble. Obviamente, baños en condiciones mejoran la calidad de la cursada, pero a nadie se le ocurrió todavía pedir que cuiden las aulas; que cuiden a la gente que tiene cursar en el piso o fuera del aula; que cuiden a esa gente, que tiene que arreglárselas para salir de esas aulas cuando suena la alarma contra incendios. Evacuar se pone difícil en más de un sentido, pero el que parece realmente preocupante no tiene lugar a discusión (ni a mención) en ninguno de los mails que mandó el rector. Claro está que es más fácil perseguir a un par de boludos que no tenían otra cosa que hacer que ponerse a tapar inodoros. Es más fácil apuntar a dos o tres, escandalizarse, indignarse y retarlos... malos, malos, malos. El resto, los que cursamos todos los días apretados, los que tardamos cuarenta minutos para evacuar un edificio porque (evidentemente) la cantidad de gente supera a la que tendría que haber adentro, que se cague: tiene la cantidad de baños suficientes para hacerlo, aunque, bueno (eso también se le escapó al rector, ¡picarón!), el lunes algunos ya perdían agua; el miércoles, la mayoría, y en tres días ya no eran el paraíso de higiene y descarga que nos habían prometido.
miércoles, 15 de abril de 2009
martes, 14 de abril de 2009
Para que vayamos practicando
domingo, 12 de abril de 2009
miércoles, 8 de abril de 2009
llevate algo para leer, por las dudas
Si en cada turno cursan unos 1500 alumnos, y suponemos que unos 300 de esos cursan en los dos primeros pisos y no usan ninguno de los ascensores, tenemos unas 1200 personas para 3 ascensores –sin contar a los profesores.
Si contáramos con que entran 12 personas por ascensor, viajarían unas 400 en cada ascensor. Esto implicaría para cada ascensor, unos 33 viajes de ida y vuelta, aproximadamente. Si cada uno de esos viajes tardara unos 30 segundos entre la ida y la vuelta, el último contingente tendría que esperar unos 15 minutos para subir a su aula. Pero, hasta aquí, obviamos un dato no menor: cada viaje de ida y vuelta no implica solo la subida y la bajada, en el medio del viaje habrá gente que pretenderá subir o bajar antes de que el ascensor llegue al último piso, con lo que el último grupo de afortunados usuarios del ascensor tendrá que esperar casi media hora para viajar. ¿Tendrán en cuenta eso los profesores cuando uno llegue tarde? ¿O ni se darán cuenta, porque ellos también llegarán tarde?
Ahora, si siguiéramos la recomendación del rector (que no suban más de ocho personas al ascensor), ¿Cuánto tiempo tomará llegar al aula destino? Descontemos otra vez las 300 que se resignan a no usar el ascensor. Otra vez tendríamos 400 personas esperando el mismo ascensor, solo que ahora los últimos tendrían que esperar unos 49 viajes antes de poder realizar el suyo, esto es, sin interrupciones, unos 25 minutos, y, con ellas, casi 50.
Si tenemos en cuenta que, entre esas 8 personas, va a estar quien opere el ascensor, ahora tenemos que contar 58 viajes; unos 29 minutos de espera, si el ascensor nunca para en los pisos intermedios; y una hora, si sí lo hace.
Y confiemos en que las impresiones que muchos alumnos tuvimos de que el ascensor no daba para más de 6 personas con mochilas, incluido el operador, porque, en ese caso, la cantidad de viajes necesarios ascendería 80 y el tiempo de espera, en el mejor de los casos, subiría a 40 minutos y, en el peor, a 80.
Que sea un librito largo, mejor.